Dic 29, 2011 nutyvida Artículos, Salud y bienestar Comentarios desactivados en El sueño en nuestras vidas
Los trastornos de sueño acarrean consecuencias de diversa índole. Las personas que duermen mal quedan expuestas a que el agotamiento se apodere progresivamente de ellas, imposibilitándoles funcionar adecuadamente y dificultando sus quehaceres en su vida cotidiana.
“Efectivamente, lo que me ocurre mientras duermo, determina mi condición mientras estoy despierto, por lo que el estrés y el cansancio podrían ser consecuencias del mal dormir”. Desafortunadamente, las personas suelen considerar solo el reverso de la medalla, es decir, “lo que me sucede mientras estoy despierto, afecta mi dormir”.
Demostradamente, las últimas décadas, con la luz artificial y la televisión, se ha reducido en dos horas el promedio de sueño de la población en general. La reducción de las horas destinadas a dormir y los cambios de los horarios de sueño, afectan nuestro potencial de salud, pues lenta y sostenidamente nos van encaminando hacia el umbral de diversas enfermedades.
Para despejar algunas creencias, lo fundamental no es necesariamente cuántas horas se duerme: La pregunta que la gente debe hacerse es; ¿en función de lo que realmente duermo, puedo hacer todo lo que debo, necesito y quiero, de buena manera, sin mayor esfuerzo al día siguiente? Si la respuesta es sí, apoya que su sueño es de buena calidad, incluso si duerme menos horas que lo esperado. Si la respuesta es negativa incluso durmiendo más de lo habitual, muy probablemente subyace un trastorno del sueño que debemos estudiar.
Entre las consecuencias de un trastorno del sueño están la accidentabilidad y comisión de errores, pero también es un factor de riesgo independiente para diversas patologías crónicas de relevancia como Obesidad, Enfermedades Cardio y Cerebrovasculares, alteraciones metabólicas, como resistencia a la insulina, Diabetes, entre otras. La accidentabilidad y la comisión de errores se ponen rápidamente en evidencia, sin embargo, las enfermedades crónicas se irán manifestando con el tiempo, incluso décadas después. Lo importante es entender todo el potencial que me brinda el sueño para mi cerebro y mi organismo, mantenerme sano y prevenir dichas enfermedades.
Durante el sueño ocurren procesos claves para el desarrollo de un ser humano. Para que los jóvenes logren su mayor potencial es fundamental respetar los horarios, la duración y la calidad del sueño. Crear buenos hábitos de sueño, es relevante para tal propósito.
Tener un buen dormir es fundamental para el crecimiento y el desarrollo de un joven. Pues es durante el sueño cuando ocurren procesos claves en el cerebro, los que no pueden realizarse o concluirse cuando uno está despierto. Por lo tanto, dormir no es exclusivamente para descansar sino para que el organismo funcione adecuadamente.
La función del sueño en la creatividad era una incógnita, pero existen buenas razones que fundamentan la necesidad de respetar los periodos de dormir, pues el sueño facilita el proceso de aprendizaje. A modo de ejemplo, tras un adecuado período de sueño nocturno las personas son capaces de incrementar la velocidad de respuesta y aumentar su conocimiento. El sueño, a través de la reestructuración de las nuevas representaciones en memoria, facilita la extracción del conocimiento explícito y del aprendizaje.
Mientras uno duerme, el cerebro funciona en dos modalidades (estados de “sueño lento” y de “sueño activo”) que van alternando entre ellas, conformando ciclos de acuerdo a un orden determinado. Al alterar los horarios, la duración y/o la calidad del sueño, impedimos que los diversos procesos cerebrales que ocurren a través de esta secuencia ordenada de estados de sueño y que determinan el potencial cognitivo, puedan completarse. En decir, limitamos la posibilidad de adquirir en propiedad (consolidar en memoria) la información que fuimos incorporando mientras estuvimos despiertos. Incluso, la organización de la información que realiza el cerebro mientras dormimos, también implica eliminar parte de ella. Estos procesos no logran completarse mientras estamos despiertos.
Lo recientemente mencionado sobre lo que ocurre a nivel cognitivo (potencial intelectual), también es válido para otras áreas del desarrollo de un ser humano. Dependiendo de qué tan bien duerma, dependerá su desempeño en habilidades y capacidades motoras, emocionales, de interacción social, de lenguaje, entre otros. El dormir adecuadamente permite el desarrollo integral del ser humano, por eso es fundamental que durante el dormir ocurran todos los estados y ciclos de sueño que permiten concluir todo el proceso que nos brinda el cerebro.
Diversos mecanismos y procesos cerebrales se activan exclusivamente mientras una persona duerme, los que son fundamentales para restablecer nuestro organismo. Al interrumpir o alterar el sueño de un(a) joven, se reduce o incluso inhibe este proceso. A modo de ejemplo, la hormona del crecimiento se libera exclusivamente durante las etapas profundas de sueño lento. La acción de esta hormona no es solo para que crezcan los cartílagos, huesos y articulaciones, pues también está involucrada en una vasta gama de actividades metabólicas y enzimáticas, las que son importantes para el desarrollo y funcionamiento del organismo.
Lo reiteramos, cada vez que no se respete el sueño, vamos a impedir que ese(a) joven esté al otro día con su potencial óptimo para desempeñarse adecuadamente. Por lo tanto, lo único que se logra al interferir o restringir el sueño, es disminuir la eficiencia que debiera lograr con un buen dormir. Los jóvenes deben tener muy clara esta situación, porque dependiendo de qué tan bien o mal duerman, será determinante para un desarrollo apropiado. La responsabilidad de los jóvenes para procurarse un buen dormir, es clave. “Hay que tratar, en lo posible, no modificar los horarios ni la duración del sueño, tampoco interrumpirlo”. Las “medidas de Higiene del Ciclo Sueño/Vigilia”, cuya lista incluimos al final del texto, buscan identificar no solo las condiciones de la cama, de la habitación y del hogar del joven, sino también todo lo que ha hecho e ingerido mientras estuvo despierto. Pues el sueño comienza a ser influenciado desde que nos despertamos. Tal como el potencial de nuestro estar despierto se modifica durante todo el periodo que dormimos.
La somnolencia en los jóvenes puede manifestarse de diversas maneras, incluyendo inquietud, desasosiego, irritabilidad, hiperactividad, falta de atención. Pues “deben luchar” para mantenerse despiertos lo que en definitiva les dificulta poder concentrarse, poner atención, resolver las dificultades, y utilizar apropiadamente sus destrezas cognitivas. “Dormir inadecuadamente tiene efectos negativos para el desarrollo, ya que la restricción o privación de sueño impide que el joven pueda disponer de toda su potencialidad para aprender y relacionarse armoniosamente mientras esté despierto”.
Finalmente, cuando una persona de cualquier edad presenta ronquidos, con o sin apnea; dificultad para conciliar y/o mantener el sueño nocturno; sueño poco reparador; somnolencia excesiva durante el día; comportamientos inhabituales e inesperados que ocurran durante el sueño, debiera consultar a su médico por presentar un trastorno del sueño. Que duda cabe, cualquier trastorno del sueño va a aumentar la intensidad de las alteraciones que producen la restricción del sueño o los cambios de horarios que hemos descrito.
Podría servir, pero si va en la oveja número mil, más vale que busque otra estrategia.
No es que uno duerma con los ojos abiertos. Lo que sucede es que a veces se separan un poco los párpados mientras uno duerme.
Uno debería dormir diariamente una siesta, siempre a la misma hora al inicio de la tarde, pero de no más de 15 o 20 minutos. Esa duración debiera ser suficiente para reestablecer una buena condición de estar despierto(a) el resto de la tarde.
A quien le haga bien, que lo haga. Vale la pena probar. Si tu mamá te daba la leche cuando eras pequeño(a) y recurre esa vivencia de amor, ternura, relajo… tómate la leche.
Entre 20 y 22 grados. Pero hay personas que podrían requerir un poco más o un poco menos.
La “cura de sueño” como una terapia en que una persona se interna en una clínica y “duerme” continuamente bajo efectos farmacológicos, no existe. Pues aquello no es sueño.
No es lo aconsejable. Los adolescentes, por ejemplo, siguen un horario escolar de lunes a jueves, pero el viernes empiezan a carretear y modifican sus horarios de dormir y la duración del sueño. El lunes comienzan nuevamente a restablecer sus horarios. Así, el organismo disminuye su competencia funcional, lo que afecta la capacidad del (de la) joven, entre otros, para esta alerta, concentrada y aprender.
El etanol es un inhibidor selectivo de uno de los estados de sueño. Al consumir alcohol, el cerebro tendrá que deshacerse de basura adicional, en vez de hacer lo que tiene que hacer. Podrías dormirte más fácilmente, pero el sueño será de mala calidad, fragmentado y poco reparador.
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