Oct 26, 2013 nutyvida Perfiles Comentarios desactivados en Ricardo Uauy, Premio Nacional de Ciencias Exactas y Tecnología Aplicada 2012
La vida del Dr. Uauy se asemeja a una película de viajes y de aventuras. De aventuras de un médico, de origen palestino, errante y audaz como este pueblo, y apasionado como sus raíces familiares. Pragmático y resolutivo, se podría decir al conocer su historia que en ella también ha sido intrépido y ha llegado al lugar indicado, en el momento justo.
El Doctor Ricardo Uauy-Dagach fue distinguido en noviembre del año 2012 como Premio Nacional de Ciencias y Tecnología Aplicada. De manera unánime, el jurado, presidido por el ministro de Educación Harald Beyer, lo galardonó debido a sus aportes en las políticas públicas de salud en nuestro país. El jurado estuvo integrado además del Ministro de Educación, por el Rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez; el Rector de la Pontificia Universidad Católica, Ignacio Sánchez; el Dr. Juan Carlos Castilla, Premio Nacional del año 2010; y José Miguel Aguilera, Presidente de CONICYT.
Sus aportes en el área de nutrición básica y clínica lo hicieron merecedor de este premio que distingue a los principales contribuyentes de la investigación científica en el país.
El Dr. Ricardo Uauy es profesor titular y médico cirujano de la Universidad de Chile. Con especialización en Pediatría en el Children’s Hospital de Boston (Universidad de Harvard). Tiene una beca de Neonatología en el Yale New-Haven Hospital (Universidad de Yale) y es Doctor en Bioquímica Nutricional del Massachusetts Institute of Technology (M.I.T.).
Desde 1977, el Dr. Uauy forma parte del INTA, institución de la que fue director entre los años 1994 y 2002. Además de ejercer la docencia en la Universidad de Chile, el académico ha desarrollado una relevante trayectoria en distintas instituciones extranjeras, como la University of Texas Southwestern Dallas (USA). También destaca por ser autor de más de 250 publicaciones científicas en revistas internacionales y 35 en revistas nacionales en temáticas vinculadas a la nutrición humana, a lo que se suma su participación como miembro del comité editor de importantes publicaciones científicas extranjeras.
Sus áreas de trabajo se relacionan principalmente con ácidos grasos esenciales y el desarrollo cerebral; deficiencia y exceso de cobre; necesidades de proteína y energía bajo salud y enfermedad; las enfermedades crónicas relacionadas con la dieta y el papel de la nutrición y la actividad física en el riesgo de contraer cáncer.
A propósito de este Premio, Revista NyV conversó con él. En esta entrevista, se descubre y entiende mucho del carácter del médico y del investigador, que siempre quiso hacer algo por muchos, desde un campo tan global y de gran dimensión humana como es la nutrición. De una manera entretenida, “viendo qué del repertorio calza mejor en la realidad que me toca vivir”, según sus mismas palabras…
¿Qué significa este premio para usted?
Significa un reconocimiento no a mi persona sino que a la labor hecha. Y lo separo no por falsa humildad sino porque ésta es mucho más que una persona y, de alguna manera lo premiado es una tarea que incluye gente en cada una de las etapas de mi vida en diferentes roles. Obviamente aquí estamos en la dimensión científica, en la dimensión del impacto de lo que hago. (…) Con esa perspectiva, en lo personal, yo he estado haciendo lo que en mi sentido de tarea y de misión creo que me corresponde hacer. Reconociendo su origen, el Dr. Uauy menciona a su abuelo: “mi abuelo llegó sin un peso, se bajó de un barco y partió de Argentina para Chile y se estableció en Osorno, es decir, yo estoy condicionado porque él, hace 100 años atrás se decidió a arrancar de una guerra y se vino para acá. Y claramente que él haya sido alguien esforzado y trabajador y le haya ido más o menos bien, se haya podido venir a Santiago y comprar una empresa textil y todo lo demás. Eso fue lo que permitió que en un momento dado yo tuviera la opción de hacer otras cosas”.
El Dr.Uauy relata que es palestino “por los cuatro lados”. “Yo soy nacido en Chile, pero mis cuatro abuelos vinieron de allá a los 15 o 17 años”, relata. Siendo jóvenes cristianos en un Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial, su familia decidió emigrar, –comenta–, agregando que vienen de “Palestina… Jerusalén; aquí es interesante porque casi todos los palestinos que hay en Chile vienen de dos pueblos, Belén y Beit Jala”. Emocionado, se refiere a los valores que le inculcó su familia: “por un lado, cierto rigor para hacer las cosas. En el colegio le tenía que ir bien a uno, estaba preocupado el papá, el abuelo, la familia. Y si le iba mal teóricamente había también alguien que le ayudaba, que le ponía más control. Desde muy pequeño había que cumplir con reglas y quede alguna manera uno tenía que esforzarse y recibir los beneficios, no era una transacción pero no había beneficios sin esfuerzo”.
“Mi abuelo vivía en Santa Filomena, en Recoleta. Entonces el kindergarten lo hice en un colegio católico que se llamaba el Jesús Nazareno y después estuve en la Academia de Humanidades”. Recuerda que mintieron cuando lo pusieron en el colegio: “tenía cuatro años y dijeron que tenía seis”. A los cinco años pierde a su madre que enferma de cáncer. “En el colegio, hice hasta cuarta preparatoria; mi abuelo murió por ahí entremedio y se rompió un poco la casa familiar porque mi papá se casó de nuevo y nos fuimos a Providencia. Y entonces de la Academia de Humanidades que estaba en Recoleta, al Instituto de Humanidades Luis Campino. Y en el Luis Campino, dijeron que yo tenía dos años más porque los exámenes que uno daba en la Academia de Humanidades era para pasar a 1º Humanidades. No era el más chico, era el más joven del curso”.
Su padre, que había estudiado medicina pero había estado más dedicado a la industria, decidió retomar la carrera y viajan por ello a Estados Unidos.
Es de imaginar su periplo, de un colegio público a un colegio de Monjas en Miami, después Nueva York. Luego, México, y retorna al país.“Volvimos a Chile, me tocó revalidar los exámenes, hice mis dos últimos años en un colegio que era el mejor del momento, el Saint George, que era en inglés cuando estaba en Pedro de Valdivia. Fui compañero de curso de Carlos Montes, Hernán Larraín, Javier Etcheverry”. “Lo que es interesante de esa experiencia”—relata— “es que ahí había gente muy inteligente, pero también había una falta de respeto absoluta hacia todo. Había un sentido de autosuficiencia, los profesores tenían problemas para poner disciplina porque cada uno ‘se creía la muerte’. Pero lo interesante es que había mucho fermento y lo otro, que a pesar que era un colegio de la Iglesia Católica, estaban todas las ideas representadas».
Egresó el año 1964, a los 16 años. De ahí a estudiar medicina en la Universidad de Chile. De por qué escogió esta Universidad, explica que “siempre independiente de otra cosa a mí me ha gustado estar muy aterrizado en la realidad tanto en lo que hago, como vivo, y por lo tanto creo que la Chile representa para mí mucho mejor lo que la sociedad chilena es con toda su diversidad. Y yo siempre he apreciado la diversidad como un valor muy importante. Soy católico pero en general los dogmas no van mucho conmigo, pensar las cosas va mucho más que creerlas por dogma”.
¿Y por qué estudió medicina?
“Porque representa una forma de servir pero con herramientas, con rigor, servir a partir de algo concreto. Además, en la Universidad de Chile, en esos momentos en especial, representaba un crisol de toda la sociedad. Era un buen lugar donde uno podía también explorar sus ideales con los del país y ver cómo esa mezcla se iba cristalizando, más que estar en algo que podría ser muy cómodo pero representaba más estrecharse que abrirse”.
Viviendo las reformas de Chile
La reforma universitaria marcó al Dr. Uauy. Hace referencia a las primeras tomas de terreno: “hubo una toma muy importante en Barrancas (desde la calle San Pablo casi hasta el río Mapocho), en lo que en ese momento fue la toma del Campamento Che Guevara. Y llegaron los pobladores a la FECH, a diferentes partes, y eventualmente fueron a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile; yo estaba de presidente de curso y decidimos escuchar a los pobladores y ellos contaron las necesidades que tenían de salud, los problemas de inundación, de sanidad. Y como centro de alumnos decidimos tratar de organizar algo para que los estudiantes de medicina contribuyeran a esta situación”. Cuenta que fueron con los académicos a esa población. “Dentro de las personas con las que me tocó interactuar fue Vicente Silva, de la Escuela de Graduados de la Facultad, que ya había dado un paso porque estaba trabajando con los médicos generales de zona para que los médicos, en vez de estar aislados en los hospitales, tuvieran un esquema de acción en la comunidad. Se trataba de generar nivelesde conocimiento y de acción a partir de la base de la población, los jefes de familia, las madres, un nivel de líder de comunidad y a nivel de consultorio, para tratar de integrar la demanda y a la vez que no fuera un servicio incomunicado”.
Relata que decidieron trabajar en la población formando líderes de comunidad que incluía poder llegar con algunas demandas a los consultorios para que fuera algo más expedito.
Paralelamente, en Chile estaba ocurriendo la reforma agraria. “Esto que yo estaba haciendo estaba engarzado en lo que pudiera ser como un empoderamiento de las comunidades con respecto a su salud y eso lo hice en diferentes partes del país vinculado al sistema de salud. Había algunos jefes de área de salud que estaban muy interesados en hacer esto, otros no tanto. Estuvimos trabajando ahí, después estuvimos trabajando en un grupo en Temuco, en la zona de Neltume y eso lo hacía durante los veranos y durante el año también había formación en centros de la Cruz Roja”.
En relación a la política, señala que nada de lo que se hacía en esa época era ausente de ésta, pero aunque para él no era primera prioridad. Expresa: “me ha costado calzar en un esquema partidista porque no creo en los dogmas, yo creo más en los resultados, más en cómo las orientaciones ideológicas ayudan a definir opciones pero que no las definen; creo mucho más en la realidad que en los principios filosóficos”. Agrega: “alguien podría decir que esto es pragmatismo exagerado, pero a mí me funciona mejor el mundo sin poner el filtro de la política a lo que hago ni en las relaciones, ni en las ideas que tengo”.
De cómo llegó a Harvard…
Sus continuos viajes no terminan con su egreso de Medicina. Como regalo de título, su padre le obsequia un pasaje aéreo a Estados Unidos. “Estuve recorriendo Miami y Nueva York….había un dentista que era conocido de la familia, de cuando nosotros habíamos estado ahí. Hubo un fin de semana largo, él se había separado de su señora, me dijo ‘voy a ir a Boston’. Yo tenía un compañero de curso, que era hijo de un profesor de medicina, que se había ido por lo de Allende a Boston. Fui con él, le pedí que me dejara en esta ciudad para ubicar a mi amigo. Lo ubiqué y empezó a mostrarme donde estaba la Escuela de Medicina de Harvard y entramos donde estaba pediatría, pues a mí me interesaba hacer pediatría”.
Cuenta Uauy que en Chile ya tenía una plaza asignada para formarme en pediatría en el Hospital Deformes de Valparaíso. Pero, que su primera opción había sido Isla de Pascua. “Si yo hubiera ido allá, habría sido totalmente diferente mi destino. Me atraía estar en una comunidad de mil 500 a dos mil personas como único médico y tener una experiencia donde pedir consejo o cualquier cosa era un vuelo de ocho horas. Quería tener esa experiencia con la medicina”. Por algo que nunca supo no se abrió esta plaza.
De un momento a otro, se encuentra en un hospital de Harvard, considerado La Meca de la pediatría en el mundo. Cuenta con su característica conversación: “y el director le pidió a alguien que me mostrara el hospital. Y después me preguntan qué pienso hacer… ‘pienso volver a Chile y a lo mejor después de que me forme en Chile me gustaría venir acá’”. “Y después me hicieron pasar a otra sala y vino otro señor que me conversó un poco y me dijo, ‘y usted no ha pensado que a lo mejor podría hacer eso que usted piensa, hacerlo ahora’…. Relata que respondió: “tengo que pensarlo”…”y me dijeron, el jefe anda afuera, va a llegar el lunes próximo”. El Dr. Uauy vuelve a Nueva York y el mismo señor que lo entrevistó, que también iba a esa ciudad, le ofrece traerlo de vuelta a Boston para que se entrevistara con el jefe…según le dijo, “para que quede la oferta oficial”.
“El resultado me lo dieron a los 15 días, cuando ya estaba en Chile”, comenta el Premio Nacional de Ciencias Exactas 2012…“estamos hablando del año 1972, los meses de agosto o septiembre, cuando ya se estaban poniendo las cosas cada vez un poco más complicadas”. Y decide, hacer algo que en muchos sentidos era inconsecuente, según el mismo confiesa: “de alguna manera yo no estaba motivado por la polarización que estaba ocurriendo. A mí me cuesta tomar bandos, no me cuesta tener principios, tener ideas, pero el proceso de tomar bando y polarizarse nunca ha cuajado mucho…Me fui, hice pediatría dos años. Ya había ocurrido el golpe. Pensé que no era todavía momento de estar metido ahí porque no tenía mucho sentido, no va a haber mucha gente muy interesada en lo que yo tengo que decir”. Después estudió neonatología y continuó con su interés de investigar temas de infección y de nutrición.
Una llamada…lo lleva al MIT
Continuando con su relato, el Dr. Uauy cuenta como su jefe llama a su par del MIT, a quien conocía. “Fui allá y me dijo: sí puede venir y lo voy a financiar con los propios fondos míos”.
En el MIT le pidieron una carta explicando por qué quería estar ahí, un lugar -explica- “donde no están movidos por los números ni por las platas ni por el número de usuarios; sino porque quieren tener un impacto”. Nadie le pidió que firmara cartas de compromiso de que iba a volver a Chile. “Y las personas que me habían dado la opción, me la dieron en parte porque veían que yo era altamente probable que cumpliera lo que decía”.
El INTA : Un lugar de excelencia y libertad y donde la nutrición fue su opción
Cuenta que al Dr. Fernando Monckeberg fue una de las tres personas a las que les escribió cuando quiso regresar a Chile. “El INTA era el lugar, dentro de lo que había relativamente cerrado, un lugar donde buscaban excelencia y por lo menos, había más visos de libertad”.
Cuando se le consulta de por qué escogió la nutrición, se reconoce una de sus pasiones. “La medicina como tal es muy entretenida pero el impacto en la dimensión personal no es uno a uno, es crear las condiciones y ahí hay dos factores predominantes que definen la salud, especialmente en los países pobres: uno es la nutrición y otro es la infección. Entre ambas, consideró más interesante la nutrición que tiene que ver con los nutrientes, pero también con el ambiente, con el agua, con la suciedad. Desde ese punto de vista la nutrición no es una píldora, no es parecida a un modelo. Y a mí me ha interesado, en lo que haga, tener una visión más allá de lo mecanizado. Me he interesado por la dimensión humana, sin necesariamente tener una visión ni cósmica ni epistemológica…el mundo es mucho más desordenado y la vida también no calza necesariamente con los dogmas ni filosofías estrictas. Para mí, es más entretenido vivirla e ir viendo qué del repertorio calza mejor en la realidad que me toca vivir”.
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