Todos sabemos los efectos que tiene la práctica del ejercicio en la salud, ya que reduce el riesgo de enfermedades crónicas, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Actualmente se reconoce con mayor importancia, la relación entre el ejercicio y un cerebro sano. ¿Sabías que practicar un deporte de equipo durante la adolescencia se ha relacionado con un mejor estado de ánimo?

Por Sussanne Reyes, PhD MSc en Ciencias de la Nutrición, Nutricionista, INTA – U. de Chile

Te invito a recordar ¿cómo te sentías en las clases de educación física en el colegio? ¿Son recuerdos buenos o malos? Recientemente un estudio propuso que la forma en que nos sentíamos en las clases de educación física en la niñez podría moldear la forma en que percibimos el ejercicio en la adultez y si somos físicamente activos o no.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adultos realicen como mínimo 150 minutos semanales de actividad física aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos semanales de actividad física aeróbica vigorosa. Los niños y jóvenes entre 5 y 17 años deben practicar 60 minutos al día de actividad física moderada o vigorosa. Ellos pueden realizar distintos tipos de actividad física, como salir en bicicleta, correr, saltar, bailar, practicar deportes en equipo, etc., todas serán beneficiosas para su cuerpo y cerebro.

Investigaciones han demostrado que existe una asociación entre la actividad física y determinadas funciones cognitivas y algunos trastornos del ánimo, como la depresión y la ansiedad. En este contexto, adquiere relevancia explorar el efecto positivo que podría tener el ejercicio en el cerebro en las distintas etapas de la vida.

Los mecanismos que podrían explicar la relación entre el ejercicio con las funciones cognitivas y los trastornos del ánimo, aún no están completamente establecidos. Sin embargo, la evidencia sugiere que el ejercicio provoca:

  • Mayor flujo de sangre y oxígeno al cerebro.
  • Liberación de endorfinas, neurotransmisores que ayudan a disminuir el estrés durante el ejercicio.
  • Liberación de dopamina, norepinefrina y serotonina, neurotransmisores que intervienen en la regulación del estado de ánimo.
  • Incremento del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), proteína que participa en la estabilidad del estado de ánimo y en el bienestar general. Además, tiene un papel clave en la neurogénesis (generación de nuevas neuronas) y en la plasticidad cerebral (capacidad de las neuronas para cambiar -funcional o estructuralmente- y adaptarse).

¿Cuál es la relación que existe entre el ejercicio y las funciones cognitivas?

Estudios han demostrado que los niños que practican actividad física presentan una mejor integridad de la sustancia blanca y un mayor volumen de la sustancia gris en algunas regiones del cerebro. También se ha observado que en los niños y adolescentes, las funciones cerebrales de control ejecutivo son especialmente susceptibles a los efectos positivos del ejercicio.

Las funciones de control ejecutivo son responsables de la planificación, iniciación y monitoreo de comportamientos para lograr un objetivo. Dentro de estas funciones se incluyen la atención, la memoria de trabajo (almacenamiento temporal de información necesaria para llevar a cabo tareas) y la inhibición (capacidad de inhibir una respuesta dominante). Las funciones de control ejecutivo contribuyen a tomar decisiones para mejorar la salud y manejar las emociones de la forma más óptima posible. Se sugiere que el efecto positivo del ejercicio en las funciones de control ejecutivo, podría explicar, en parte, el mejoramiento del comportamiento y el rendimiento escolar de niños y adolescentes.  Por lo tanto, la relación entre el ejercicio y las funciones de control ejecutivo podría ser bidireccional.

Con respecto a los adultos y personas mayores, la evidencia indica efectos positivos de la actividad física en las características de la sustancia blanca y gris y en las funciones de control ejecutivo. Esta evidencia adquiere particular relevancia, ya que, al incrementarse la edad, también se aumenta el riesgo de atrofia cerebral y de deterioro cognitivo.

¿Cómo se relaciona el ejercicio con la depresión y ansiedad?

A menudo, alguien que presenta un trastorno del ánimo, como la depresión, también experimenta una salud física deficiente. Con respecto a esto, se ha visto que el ejercicio puede contribuir el estado de ánimo y reducir los síntomas de depresión y ansiedad.

Como ya se mencionó, los niños y adolescentes que practican deportes de equipo, presentan mayor autoestima, habilidades sociales más desarrolladas y menos síntomas depresivos. Un metaanálisis de estudios prospectivos determinó que los niveles más altos de actividad física están asociados con un menor riesgo de desarrollar depresión en los jóvenes, adultos y adultos mayores.

¿Qué hacemos con toda esta información?

La infancia, la niñez y la adolescencia, son períodos realmente importantes para el desarrollo físico y mental y sientan las bases para el resto de la vida. El ejercicio genera múltiples beneficios; además de los descritos anteriormente, también mejora la calidad del sueño, reduce el estrés y aumenta la confianza en sí mismo. Por lo tanto, el ejercicio ofrece todos estos beneficios sin el riesgo de efectos secundarios graves.

Con todos estos conocimientos desde ya deberíamos iniciar o continuar con la práctica de actividad física, sobre todo por el efecto que tiene en el mantenimiento y mejoramiento de la salud cognitiva. Debe ser prioridad ejecutar intervenciones que incluyan la promoción de la actividad física en distintos ámbitos (escolar y familiar entre otros), además de asegurar el establecimiento de hábitos saludables (incluyendo el ejercicio) en niños y adolescentes, sobre todo, ¡con el EJEMPLO!

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