Escolares entre 8 y 13 años, reconocen que la publicidad influye en lo que compran con su dinero y en lo que consumen en forma habitual
Las investigadoras del INTA, Sonia Olivares y Lydia Lera;las académicas de la Universidad del Bío Bío, María Angélica Mardones y Jacqueline Araneda, y María Antonieta Olivares y María Ester Colque, del Servicio Municipal de Arica, analizaron la actitud de escolares de distinto nivel socioeconómico, que viven en tres regiones del país, ante la publicidad televisiva de alimentos y bebidas. Asimismo, identificaron otras formas de promoción comercial de alimentos y bebidas atractivas para ellos. Los resultados son decidores: se concluye que la promoción de alimentos y bebidas apreciada por los niños no sólo se refiere a la que ven en televisión, sino también a la que encuentran en supermercados, calles, centros comerciales, internet y otros. Los productos promocionados preferidos por los niños, corresponden a alimentos de alta densidad energética, ricos en grasas saturadas, azúcar y sal y coinciden con los que compran habitualmente con su dinero. Sin duda, que este estudio refleja una realidad preocupante que debemos enfrentar.
La Obesidad como problema de salud pública
La alta y creciente prevalencia de obesidad observada en los niños chilenos, semejante a la encontrada en muchos países en desarrollo y desarrollados, constituye en la actualidad el principal problema de salud pública en este grupo de edad. Esto ha impulsado el análisis de la evidencia sobre sus factores causales y la publicación de recomendaciones internacionales, en especial de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para su prevención y control. La falta de actividad física, el consumo frecuente de alimentos de alta densidad energética y la promoción comercial de este tipo de alimentos han sido reconocidos entre los factores que aumentan el riesgo de obesidad. Revisiones mundiales de la evidencia existente sobre la extensión, naturaleza y efectos de la promoción de alimentos y bebidas no-alcohólicas dirigida a los niños, realizadas a petición de la OMS, encontraron asociación entre dicha promoción con las preferencias alimentarias y el consumo de alimentos, y han identificado a la escuela como una poderosa cadena para promocionar alimentos a los niños.
El Instituto de Medicina de los Estados Unidos (IOM), en una revisión de 123 estudios, concluyó que existía prueba suficiente para relacionar la promoción comercial de alimentos de alta densidad energética con las preferencias, las peticiones de compra y el consumo de corto plazo en los niños de 2 a 11 años. Ha confirmado además la asociación entre la exposición a la publicidad de alimentos a través de la televisión y la adiposidad en niños de 2 a 11 años y adolescentes de 12 a 18 años.
El Ministerio de Salud de Chile estableció entre las metas nacionales de promoción de salud, la reducción de la prevalencia de obesidad en los niños que ingresaban a primer año básico en las escuelas públicas, desde el 16% en el año 2000 al 12% en el año 2010. Lamentablemente, la tendencia ha seguido el camino inverso, con una prevalencia de obesidad que alcanzó al 23,1% en el año 2010. Los estudios sobre la promoción de alimentos y las preferencias alimentarias de los niños son escasos en América Latina.
En Chile, se estudió la publicidad televisiva de alimentos y bebidas y las preferencias alimentarias de niños de 6 a 10 años entre los años 1995-1997, y posteriormente en niños de 11 a 13 años en el año 2003. Ambos estudios concluyeron que prácticamente todos los niños veían televisión diariamente, que les gustaba la publicidad de alimentos y bebidas y que sus favoritos eran los de “snacks” dulces y salados, bebidas azucaradas, cereales de desayuno y comidas rápidas. Estos alimentos eran también los que los niños compraban con su dinero y consumían como colación o merienda en el colegio.
Considerando la naturaleza global de la promoción de alimentos dirigida a los niños, el tema ha sido tratado en reuniones de expertos de la OMS en Europa, Australia, y en las Asambleas Mundiales de Salud. En la 63 Asamblea Mundial se acordó apoyar un conjunto de recomendaciones orientadas a reducir el impacto que tiene sobre los niños la exposición al marketing de alimentos ricos en grasas saturadas, ácidos grasos trans, azúcares libres y sal. La OMS insta a los Estados Miembros a adoptar las medidas necesarias para implementar estas recomendaciones, teniendo en consideración la legislación y políticas existentes en cada país.
El Ministerio de Salud lanzó, en el año 2006, la Estrategia Global contra la Obesidad (EGO), la que intenta abordar la prevención y control de esta enfermedad usando un enfoque intersectorial. Aunque se han realizado actividades de difusión a nivel de escuelas y Servicios de Salud, no se han observado cambios en la situación.
Entre los años 2001 y 2010, en el país se han realizado diversas intervenciones sobre educación en nutrición y actividad física con preescolares y escolares de enseñanza básica, algunas de las cuales han logrado aumentar los conocimientos alimentarios y disminuir la prevalencia de obesidad. Sin embargo, la venta de alimentos de alta densidad energética, ricos en grasas, azúcar y/o sal en el interior de los establecimientos educacionales y sus alrededores, continúa representando un factor limitante para que los escolares puedan llevar a la práctica los conocimientos adquiridos y las conductas propuestas.
La reciente legislación que regula a los establecimientos educacionales para que estén libres de la promoción y venta de estos alimentos, representa sin duda un gran apoyo a estas intervenciones.
El objetivo del estudio fue determinar la actitud de escolares de distinto nivel socioeconómico, que viven en tres regiones del país, ante la publicidad de alimentos y bebidas a través de la televisión, e identificar otras formas de promoción comercial de alimentos y bebidas atractivas para ellos.
Niños de 8 a 13 años, 1.048 encuestados
Las investigadoras realizaron un estudio descriptivo, de corte transversal. La población objeto de estudio estuvo constituida por escolares de 8 a 13 años (3º a 7º grado de enseñanza básica), en tres ciudades del país: norte, centro y sur. Las ciudades escogidas fueron Arica, Santiago y Chillán; Arica y Chillán escogidas por tener menos de 200 mil habitantes. En la región central se eligió la metropolitana, donde reside más del 40% de la población del país.
En cada ciudad, se determinó una muestra de 150 escolares de Nivel Socio Económico (NSE) medio alto y 150 escolares de NSE medio bajo, la que fue calculada con un nivel de significación del 5% y un error del 10%. Para incluir escolares de distinto NSE, se seleccionaron aleatoriamente 6 colegios particulares pagados en sectores de altos ingresos (NSE medio alto) y 6 escuelas públicas ubicadas en sectores de menores ingresos (NSE medio bajo). Se consideraron los siguientes criterios de inclusión: niños de 8 a 13 años de las escuelas seleccionadas. Se incluyó a niños de esta edad, por su mayor capacidad para contestar ese tipo de encuestas en forma autónoma, según lo observado en estudios previos de los autores. La muestra final quedó constituida por 1.048 escolares.
Para determinar la actitud de los escolares ante la publicidad de alimentos y bebidas y sus preferencias alimentarias, el estudio señala que se entrevistó a cada uno, aplicando un cuestionario validado en estudios previos. Las variables a considerar fueron: género, NSE, horas de televisión (TV) durante los días de colegio y fines de semana, actitud ante la promoción de alimentos y bebidas a través de la TV, promoción de alimentos en otros medios y espacios, alimentos que llevaban desde su hogar para consumir en el colegio y alimentos que compraban con su dinero. Al cuestionario se agregó la siguiente pregunta: Además de la televisión ¿en qué otra parte has visto publicidad de alimentos o bebidas que te haya gustado?
Los alimentos fueron agrupados en las siguientes categorías: galletas azucaradas (con o sin relleno, con y sin cubierta de chocolate); confites; chocolates; helados; papas fritas; refrescos azucarados (bebidas gaseosas, jugos en polvo reconstituidos); “hot-dogs”; lácteos (leche, yogurt); frutas y pan con algún acompañamiento (mermelada, queso, cecinas, etc.).
A 65% de escolares le gusta probar los nuevos alimentos o bebidas promocionados a través de la TV
La presentación de los resultados se realiza por ciudad, debido a que mostraron una distribución distinta según NSE, en especial en Santiago. Las diferencias por género sólo resultaron significativas en algunos casos, los que serán mencionados cuando corresponda. La edad promedio de los escolares de la muestra fue de 11,9 años.
Ha aumentado la proporción de escolares de NSE medio bajo veía más de dos horas de TV durante los días de colegio (34 a 44%), en relación a los de NSE medio alto (23 a 29%) . Los fines de semana, esta proporción aumentó en ambos grupos, variando entre 58 y 64% en los de NSE medio bajo, y entre 42 y 67% en los de NSE medio alto.
Además existe un aumento en la proporción de escolares de NSE medio alto a la que le gustaban los comerciales de alimentos y bebidas que veía en la TV, fue del 26% en Santiago, el 29% en Chillán y el 35% en Arica. En los de NSE medio bajo, esta proporción alcanzó al 34% en Arica y al 26% en Chillán, aumentando al 66% en Santiago, ciudad en la que la diferencia según NSE resultó altamente significativa. Los demás manifestaron que no les gustaban o simplemente no miraban los comerciales en la TV.
Se consultó a los escolares si les llamaba la atención y les gustaba la promoción comercial de alimentos y bebidas que encontraban en otros lugares o medios, además de la TV. Se observó una elevada frecuencia con la que fueron nombrados los supermercados, la calle, los centros comerciales, Internet y el cine. En Santiago se observaron notorias diferencias según NSE, en los que la presencia del cine e Internet resultaron significativamente menores en los escolares de NSE medio bajo. Los kioscos escolares fueron escasamente mencionados. Independientemente de que menos del 35% de los escolares manifestó que le gustaban los comerciales de TV, el 66% de los niños recordaba algún comercial de alimentos o bebidas que le gustaba, y el 65% señaló además que le gustaba probar los nuevos alimentos o bebidas promocionados a través de la TV, sin diferencias por NSE o sexo.
Por otra parte los comerciales preferidos por los escolares que ocuparon los primeros lugares fueron los de bebidas azucaradas, néctares, chocolates, helados, cereales y papas fritas . Los de NSE medio bajo de Arica presentaron una mayor preferencia por helados y cereales que los de NSE medio alto. En Santiago, la proporción de comerciales de alimentos preferidos por los escolares de NSE medio alto fue superior en prácticamente todos los nombrados, con la excepción de bebidas y hotdogs. En Chillán, se observó una preferencia significativamente mayor en los de NSE medio bajo respecto a la promoción de papas fritas, leche y yogurt.
El 55% de los escolares de NSE medio bajo y el 40% de los de NSE medio alto señaló que compraban los alimentos que ofrecían premios y regalos. Al consultarles si seguirían comprando esos alimentos si dejaban de incluir dichos incentivos, en Arica contestaron afirmativamente el 66,7% de los de NSE medio alto y el 52,6% de los de NSE medio bajo, situación que se repitió en Chillán (66,7 vs 62,8%, respectivamente). En Santiago (40,6 y 53,8%, respectivamente), la diferencia no resultó significativa.
Los alimentos que los escolares llevan desde sus casas
El 80% de los escolares de Arica llevaba alimentos desde su casa para comer en el colegio, sin diferencias según NSE o género. En Santiago y Chillán, la proporción resultó significativamente mayor en los de NSE medio alto (82 versus 57% en Santiago; 46 versus 24% en Chillán). Al consultar qué alimentos llevaban desde su hogar se observó que los principales eran: galletas, frutas y yogurt . La proporción de los que llevaban galletas era más alta en Arica, sin diferencias según NSE, y en los de NSE medio alto de Santiago y Chillán. Con respecto a los que llevaban frutas, se encontró una mayor proporción en los escolares de NSE medio bajo de Arica y los de NSE medio alto de Santiago. Éstos también llevaban leche con mayor frecuencia.
El 80% de los niños y el 89% de las niñas de NSE medio alto frecuentemente disponían de dinero para comprar alimentos, cifra que alcanzó al 89% y 96% en los niños y niñas de NSE medio bajo, respectivamente. Los alimentos que los escolares compraban habitualmente con su dinero fueron: galletas dulces, confites, papas fritas, refrescos con azúcar, chocolates, helados y “hot-dogs”. El yogurt, leche y frutas, aunque en menor proporción, también fueron mencionados.
Una cifra preocupante: niños y familias de bajos ingresos son los grupos más vulnerables a la publicidad. En las revisiones solicitadas por la OMS sobre la evidencia de la extensión, naturaleza y efectos de la promoción de alimentos y bebidas no-alcohólicas dirigida a los niños, los autores señalan que los niños y las familias de bajos ingresos que viven en los países en desarrollo, son los grupos más vulnerables ante dicha promoción, y que ésta tendría un mayor efecto sobre sus preferencias, compra y consumo que en sus pares de países desarrollados.
A este respecto, cabe destacar las diferencias por NSE encontradas especialmente en Santiago, ciudad que por su alta segregación económica y social y su gran extensión territorial, dificulta que los niños que viven en las comunas donde predominan los hogares de NSE medio, medio alto y alto, de las que se extrajola muestra de NSE medio alto, compartan espacios de compra y recreación con los que viven en comunas donde predominan los hogares de NSE medio bajo y bajo, debido a las distancias y costos del transporte, entre otros. Sin embargo, el acceso a la televisión es universal, y ya todos los niños estudiados a mediados de los 90, independientemente de su NSE, disponía de televisión en su hogar.
Si bien el tiempo que los escolares de este estudio dedicaban a ver televisión durante los días de colegio o los fines de semana fue semejante al encontrado en estudios nacionales anteriores, el porcentaje de escolares que señaló que le gustaba la publicidad de alimentos y bebidas que veía en la televisión, 70% en el año 2003, se redujo a menos de la mitad en el presente estudio, en el cual sólo los niños de NSE medio bajo de Santiago se acercaron a esa cifra.
Una posible explicación podría estar dada por la diversidad de lugares en la que los niños señalaron encontrar promoción de alimentos y bebidas que les gustaba, entre los que destacaron los supermercados, la calle, los centros comerciales e Internet. A pesar de que la escuela ha sido reconocida como una poderosa cadena para promocionar alimentos a los niños, un porcentaje muy bajo de ellos mencionó a los kioscos escolares.
Otras formas de promoción comercial, como el regalo de alimentos en el interior de los establecimientos educacionales, realizado por las empresas, no fueron consultadas. Productos promocionados corresponden a alimentos de alta densidad energética, ricos en grasas saturadas, azúcar y sal. Los comerciales de alimentos y bebidas preferidos por los escolares son semejantes a los encontrados en investigaciones nacionales e internacionales, destacando las bebidas azucaradas, los cereales, los “snacks” dulces y salados y, en este estudio, también los “hot-dogs”. Entre los alimentos de alto valor nutricional, los comerciales de yogurt y leche aparecieron en mayor proporción que en estudios nacionales anteriores. Norton y cols. señalan que si bien la publicidad habitualmente considera alimentos ricos en grasa, azúcar o sal, cuando se refiere a los alimentos saludables, es posible observar sus efectos en la dirección deseada.
El consumo de frutas y verduras en los escolares chilenos alcanza a la mitad de lo recomendado por la OMS, sin diferencias según NSE y regiones del país. El Programa 5 al Día Chile, creado el año 2004, ha realizado algunas campañas de promoción del consumo de frutas y verduras que podrían explicar este resultado.
Se encontró que una elevada proporción de los niños y niñas disponía de dinero para comprar alimentos. Los alimentos que compraban habitualmente son semejantes a los encontrados en estudios anteriores, como galletas, confites, papas fritas, chocolates, refrescos con azúcar, helados y “hot-dogs”. Un escaso porcentaje de los niños compraba yogurt, leche o fruta, datos que coinciden con lo encontrado en niños de NSE medio bajo de Santiago.
Con los resultados de este estudio se concluye que la promoción de alimentos y bebidas apreciada por los niños no sólo se refiere a la que ven en la televisión, sino también a la que encuentran en supermercados, la calle, centros comerciales, internet y otros. Los productos promocionados preferidos por los niños, corresponden a alimentos de alta densidad energética, ricos en grasas saturadas, azúcar y sal y coinciden con los que compran habitualmente con su dinero.
La implementación de las recomendaciones sobre este tema presentadas en las últimas Asambleas Mundiales de Salud de la OMS, se convierte así en un tema a ser seriamente abordado por todos los países, en especial aquellos en los que la continua tendencia al incremento de la prevalencia de obesidad parece no tener fin, como es el caso de Chile.