La sarcopenia es un síndrome geriátrico, representado por una pérdida progresiva de masa, calidad y fuerza muscular, que aumenta con la edad. Su diagnóstico incluye diversos criterios de valoración que, al ser detectados y trabajados a tiempo, podrían incidir en el mejoramiento de la calidad de vida.
Lydia Lera, Profesor Asociado, Unidad de Nutrición Pública, INTA – Universidad de Chile
La sarcopenia no es una consecuencia obligada del envejecimiento y es posible prevenirla, retardar su aparición e, incluso, revertirla a través de intervenciones destinadas a mejorar la nutrición y la actividad física (Figura 1). Sin embargo, en Chile, los procedimientos de diagnóstico siguen siendo excluyentes desde el punto de vista económico, debido a sus altos costos, situación que hace difícil su prevención.
Existen dos criterios de valorización para el diagnóstico de la sarcopenia; está el grupo de los “principales”, que incluye el rendimiento físico, la fuerza y la masa muscular (Figura 2) mientras que el otro grupo lo forman los “secundarios” y entre ellos se encuentra la funcionalidad (actividades de la vida diaria), fragilidad, hospitalización, institucionalización, calidad de vida, marcadores metabólicos y bioquímicos, marcadores de la inflamación, impresión global de cambio según el paciente o el médico, caídas, ingreso en residencias u hospitales, apoyo social y mortalidad.
Es importante agregar que, aunque se trata de un proceso biológico natural, las dietas inadecuadas, los estilos de vida sedentarios, los tratamientos con algunas drogas y los factores hereditarios también contribuyen al desarrollo de sarcopenia, por lo que mantener un estilo de vida saludable es otro factor relevante para su prevención, tratamiento o futura reversión (Figura 2).
Uno de los principales problemas que actualmente existe entorno a este síndrome es de índole económico, porque los métodos utilizados para las estimaciones de masa muscular requieren calcular la composición corporal por Absorciometría de Energía Dual de rayos X (en inglés, DEXA) y realizar una resonancia magnética o bioimpedancia, procedimientos que, además de ser costosos, no se hacen rutinariamente en los Centros de Atención Primaria de Salud.
Está demostrado también, que los ejercicios de resistencia progresiva (Figura 3) pueden aumentar significativamente la fuerza muscular, la vitalidad y la resistencia física, de ahí la importancia de su detección temprana y la urgencia de implementar y acondicionar los Centro de Atención Primaria de Salud para que la mayor parte de la población tenga acceso a los métodos de diagnóstico y prevención, no sólo por sus devastadores efectos sobre la salud, sino porque se trata de una condición que, de ser diagnosticada a tiempo, se puede intervenir y mejorar.