El crecimiento de la acuicultura debe evitar los errores cometidos durante la expansión de la agricultura. Es importante entender los sistemas productivos y mejorarlos incorporando conocimiento y tecnología, de modo de reducir los impactos ambientales y lograr una  actividad más sustentable y productiva.

Por: Jaime Romero. Bioquimico, Doctor en Microbiologia Facultad de Ciencias, Universidad de Chile. Profesor Asociado de la Universidad de Chile. Académico del INTA

La acuicultura es el conjunto de actividades, técnicas y conocimientos de cultivo de especies acuáticas vegetales y animales. Es una importante actividad económica de producción de alimentos, materias primas de uso industrial y farmacéutico, y organismos vivos para repoblación.

La importancia de la acuicultura en el abastecimiento global de alimentos ha sido destacada en el reporte de la FAO “The State of World Fisheries and Aquaculture 2012”.

Éste señala que la producción mundial de peces en acuicultura se ha expandido más de 10 veces en las últimas décadas, con aumentos anuales cercanos al 8%, alcanzando 60 millones de toneladas de producción global el 2010. En contraste, en términos globales la producción de la pesquería de captura permanece estable en 90 millones de toneladas anuales. En relación a los stocks, el mismo informe indica que algunas de las especies más capturadas están siendo fuertemente explotadas, por lo cual se proyecta un escaso crecimiento de la industria extractiva pesquera. En este escenario, la contribución de la acuicultura al consumo global de alimentos del tipo peces y mariscos, fue de un 47% en el 2010; cifra superior a su contribución en el año 1980 cuando sólo alcanzó un 8%. Por otra parte, el consumo de peces per cápita ha aumentado de 9,9 Kg. en 1960 a 18,6 Kg. en 2010. Considerando el aumento de la población y reconociendo que la producción pesquera y el consumo per cápita se mantendrán estables, se estima que en el 2050 el consumo de alimentos marinos provendrá predominantemente de la acuicultura, incluyendo peces, invertebrados y algas.

La industria acuícola se está expandiendo rápidamente a nivel mundial y ha estado incorporando nuevas especies. No obstante, la producción está dominada por las variedades de agua dulce, en particular, por la carpa común. En 2010, la contribución de peces diádromos (que se mueven entre agua dulce y salada) y marinos se limitó a un 6 y 3 %, respectivamente. La principal producción acuícola nacional corresponde a salmónidos alcanzando un volumen de 700 mil toneladas anuales, cifra que se pretende aumentar al millón de toneladas anuales. No obstante, Chile posee una larga faja costera con una amplia variedad de especies y ecosistemas, los cuales ofrecen un potencial para diversificar su producción acuícola.

Al respecto, nuestro país está realizando esfuerzos por desarrollar el cultivo de especies marinas nativas, entre ellas, la palometa, el bacalao de profundidad, la merluza austral y la corvina; y en ese contexto, tiene una importante oportunidad de avanzar hacia constituirse en una potencia productora de alimentos derivados de la acuicultura.

Ventajas de los peces marinos y su contenido de omega-3

A pesar de poseer una enorme riqueza marina y una importante producción pesquera y acuícola, el consumo de pescado per cápita en Chile está muy por debajo de la media mundial, estimándose sólo en 5 Kg. al año. Esto indica que un porcentaje alto de la población chilena no consume pescado, y probablemente lo desconoce como alimento. En consecuencia, el bajo consumo de productos del mar, particularmente de pescados grasos, nos impide aprovechar los beneficios derivados de una ingesta adecuada de omega 3. Los omega 3 son ácidos grasos de cadena larga que tienen una gran importancia nutricional. Los más importantes son el ácido eicosapentaenoico (20:5, EPA) y el ácido docosahexaenoico (22:6, DHA). Está epidemiológicamente demostrado que el consumo de omega 3, en especial EPA, produce efectos en su conjunto, disminuyendo en forma sustancial el riesgo de enfermedad cardiovascular y de sus secuelas. Este punto es relevante pues Chile es productor de salmón en acuicultura. Este alimento es rico en omega 3, lo que le otorga una característica funcional adicional a su buen sabor. Contiene niveles de 1,4g. de EPA y 2,1g. de DHA por 100g. de filete, lo que satisface las recomendaciones de ingesta diaria.

Estas propiedades contrastan fuertemente con otros peces derivados en acuicultura que tienen una amplia oferta en el mercado, tales como la tilapia y el pangasius. El filete de estos peces contiene solo 0,25g. de omega 3 en 100 gramos, aproximadamente. Por lo tanto, estos productos están en clara desventaja con el salmón en cuanto a su funcionalidad; es más, la tilapia y el pangasius están siendo cuestionados por su elevado valor en la relación omega 6/omega 3; un importante parámetro nutricional que ilustra el balance en la composición de ácidos grasos insaturados en un alimento. Se considera que un alto valor promueve enfermedades cardiovasculares y la inflamación, mientras que un valor menor contrarresta estos efectos.

Uno de los puntos interesantes en la producción acuícola es conocer cuán similares son los contenidos de omega 3 en los peces derivados de ésta en comparación a los silvestres. Recientemente, Sales (2010) realizó un metanálisis para estudiar estas posibles diferencias de omega 3 (EPA y DHA), concluyendo que los peces marinos derivados del medio silvestre o de acuicultura, no presentan diferencias en su contenido de omega 3. Sin embargo, los peces de agua dulce derivados de acuicultura, presentaron menor contenido de omega 3 que sus contrapartes silvestres. Esto destaca las bondades del salmón cultivado en Chile versus peces de agua dulce como la tilapia y el pangasius, que son cultivados en diversas partes del mundo.

Presencia del INTA en investigación acuícola

El crecimiento de la acuicultura debe evitar los errores cometidos durante la expansión de la agricultura. Es importante entender los sistemas productivos y mejorarlos incorporando conocimiento y tecnología, de modo de reducir los impactos ambientales y lograr una actividad más sustentable y productiva. En este sentido, el grupo de académicos del Laboratorio de Biotecnología de la Unidad de Alimentos del INTA de la Universidad de Chile ha venido desarrollando investigaciones que generen conocimiento útil para la producción de alimentos, en especial para la acuicultura. Las contribuciones se enmarcan en la búsqueda de elementos que mejoren los alimentos derivados de ésta, a través de mejoras en la nutrición y estatus sanitario de los peces. Estas investigaciones pertenecen a los proyectos Fondecyt Regular Nª1110253 y Nº1140734.

Una de éstas ha consistido en desarrollar un proceso de fermentación en base a microorganismos seleccionados que permite reducir factores antinutricionales en la harina de soya. Esto permite aumentar su inclusión en dietas para acuicultura, transformándola en un insumo de mayor contenido proteico y más asimilable para los peces. Este insumo puede contribuir en la salmonicultura al objetivo estratégico de reducir la dependencia de los productos de origen marino, ya que la disponibilidad de harina de pescado está restringida por las extracciones de peces silvestres que están al borde la explotación sustentable, incluso se considera a algunos recursos en franca sobreexplotación. Además puede contribuir a reducir los costos de producción y lograr que esta industria sea más sustentable y competitiva.

El INTA también ha desarrollado las bases para la fagoterapia en acuicultura. La fagoterapia consiste en el uso de fagos para el control de bacterias dañinas para la salud humana, animal o vegetal. En el Laboratorio de Biotecnología se ha demostrado que los bacteriófagos son una alternativa para el control de infecciones bacterianas en salmónidos. Los bacteriófagos (fagos) son virus que infectan exclusivamente bacterias y por lo tanto, son inofensivos para las células del hospedero eucarionte (peces, humanos). Existen bacteriófagos líticos que son capaces de infectar y destruir a la bacteria patógena a través de lisis (ciclo lítico); esto permite liberar una nueva progenie de fagos, que infectarán más patógenos repitiendo el ciclo lítico. Actualmente, los antibióticos son la principal herramienta terapéutica para el control de enfermedades de origen bacteriano. Algunos de éstos han perdido eficacia en la salmonicultura producto de la aparición de bacterias resistentes a estos fármacos. Una de las opciones más promisorias es la aplicación de bacteriófagos como agentes bactericidas. La aplicación exitosa de fagoterapia se reportó para el control de Vibrio anguillarum, un importante patógeno en salmonicultura. Los fagos mostraron ser exitosos controlando entre el 80 y 100% de la mortalidad inducida por este vibrio en ensayos de desafíos.

Otro aporte de nuestro Instituto al desarrollo de la acuicultura está orientado al estudio de la dorada o palometa (“yellowtail”, Seriola lalandi) (FondefD10I1056), que ha sido cultivada durante los últimos años y su expansión se ha debido al mayor conocimiento científico-técnico así como a la creciente demanda, convirtiéndose en una promisoria especie para la acuicultura. La microbiota es una población de microorganismos en continuo contacto con los tejidos del hospedero sin ocasionarle daños, más bien beneficios como estimulación del sistema inmune y con tribución en actividades metabólicas para la obtención de nutrientes. Dado que el conocimiento de la microbiota intestinal de esta especie es muy limitado, el objetivo del estudio ha sido describir las poblaciones bacterianas asociadas al tracto intestinal de Seriola lalandi cultivada en Chile. Este es el primer paso para explorar el adecuado manejo de la microbiota, así como el desarrollo de probióticos y también obtener referencias de la microbiota de peces sanos en condiciones de cultivo.

En un marco similar se encuentra un estudio acerca del uso de bacterias lácticas para modular la inflamación intestinal (enteritis) generada por soya (INNOVA). Las bacterias lácticas se consideran benéficas e inocuas y algunas de ellas se usan como probióticos. La harina de soya se usa como fuente de proteína para la alimentación de salmónidos, pero habitualmente se asocia con inflamaciones del epitelio intestinal. Este desorden ha sido atribuido a la presencia de sustancias de origen vegetal que actúan como elementos antinutricionales y pueden afectar el rendimiento productivo. El trabajo de investigación permitió evaluar la adición de una mezcla de bacterias lácticas junto con una dieta con alto nivel de reemplazo de proteína de soya, logrando una importante reducción de la enteritis. Las investigaciones que está desarrollando el INTA son prometedoras para el desarrollo y avance de la acuicultura ya que pueden abrir el camino para la generación de herramientas biotecnológicas (probióticos, fagoterapia) que mejoren la nutrición y la eficiencia del cultivo de salmones en Chile.

Referencias:

• Diana, J. S., y cols. (2013). Responsible Aquaculture in 2050: Valuing Local Conditions and Human Innovations Will Be Key to Success. BioScience, 63(4), 255–262.
• FAO (2012). The State of World Fisheries and Aquaculture 2012. http://www.fao.org/docrep/016/i2727e/i2727e.pdf.
• Higuera, G. y cols (2013). 3 against experimentally induced vibriosis in Atlantic salmon, Salmo salar. Aquaculture; 392 395:128-133.
• Navarrete P, y cols (2013). Short-term effects of dietary soybean meal and lactic acid bacteria on the intestinal morphology and microbiota of Atlantic salmon (Salmo salar). Aquacult Nutr; 19:827-836.
• Opazo R, y cols (2012). Reduction of oybean meal non-starch polysaccharides and α-galactosides by solid-state fermenttion using cellulolytic bacteria obtained from different environments. Plos One 2012; 7(9):e44783.
• Sales, J. (2010). Quantification of the Differences in Flesh Fatty Acid Components between Farmed and Wild Fish. Journal of Aquatic Food Product Technology, 19(3-4), 298–309.
• Valenzuela, A. (2005). El Salmon un banquete de salud. Revista Chilena de Nutricion, 32 (1).

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