Se podría afirmar que desde hace unos pocos años existe conciencia sobre los beneficios de usar diariamente la bicicleta. Es que además de evitar el estrés de trasladarse en transporte público, con sus eternas esperas, horas punta, tacos y aglomeraciones, la actividad física periódica que permite este medio de movilización es un factor que sin duda ayuda a lograr una mejor calidad de vida.
En nuestro país aumentan día a día quienes descubren estos beneficios. Pero el boom cicletero no ha tenido el camino pavimentado. Varias son las agrupaciones de usuarios que han debido trabajar duro para concientizar a las autoridades y al público respecto de valorar a la bicicleta como un medio de transporte capaz de solucionar problemas urbanos como la congestión vehicular, la contaminación y el sedentarismo de los chilenos.
Así nacieron grupos como los Furiosos Ciclistas, la Agrupación de Ciclistas Unidos de Chile, Arriba’e la Chancha y otros que abogan por el uso de un medio de transporte democrático y transversal, que genera un sinnúmero de externalidades positivas para sus usuarios. Estos mayoritariamente opinan que después de transportarse en bicicleta, difícilmente pueden dejarla.
Una nueva forma de vida.
A Karina Pardo la vida le cambió hace algo más de un año. Dejó su hogar familiar y arrendó un departamento relativamente cerca de su trabajo en la Municipalidad de Las Condes, en Santiago, y pronto descubrió la problemática de moverse por la ciudad: “comencé a usar el Metro y me deprimía, salía a las seis de la tarde y tenía que dejar pasar los carros porque venían llenos”. Se decidió finalmente por hablar con un amigo que le vendió su bicicleta antigua y se aventuró por las ciclovías y calles de la capital.
Ahí descubrió nuevos amigos y cambió absolutamente su forma de vivir la ciudad: “Cambia la vida muchísimo. Ahora es rico salir de la pega, es como un placer porque uno piensa que por fin va a tomar la bicicleta para volver a casa”.
Desde ese momento esta arquitecta de 28 años, titulada de la Pontificia Universidad Católica, comenzó a involucrarse en el mundo de las dos ruedas. Hoy participa activamente en el grupo de ciclistas llamado “Arriba’e la chancha”, organización ciudadana que desde el 2001 busca fomentar el uso de la bicicleta como medio de transporte, además de denunciar la depredación y las consecuencias que produce un crecimiento urbano centrado en el uso del automóvil.
Karina vive en carne propia los beneficios de esta opción para moverse por la ciudad evitando los tacos y las aglomeraciones del transporte público: “Uno va más energético por la vida. Yo era super quedada, floja y ahora quiero estar siempre haciendo cosas”. Pero tuvo que ir rompiendo mitos y prejuicios, como que se requiere ropa especial, o un estado físico atlético: “Mucha gente cree hay que usar buzo, o que es peligroso y no es así. Además yo no tenía un buen estado físico, es sólo fuerza de voluntad”., dice. Cuenta que también se siente menos estresada: “Las veces que no puedo usar la bicicleta me pone de muy mal humor. La bicicleta me relaja, el viaje es un momento que uno después necesita”.
Como ella son muchas las personas que están optando por transportarse en bicicleta hacia sus lugares de estudio o de trabajo. Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el parque de bicicletas crece a una tasa del 30 por ciento anual; mientras que la División de Estudios y Desarrollo del Ministerio de Transporte calcula que en 2012 serán 600 los kilómetros de ciclovías en la capital, cifra que no obstante muchos cicleteros consideran insuficiente.
Pero Karina no cree que el problema fundamental para el uso de la bicicleta sean las ciclovías: “Más que la falta de infraestructura es la falta de cultura con los ciclistas. Los automovilistas no quieren que andemos en la calle y los peatones no quieren que se use la vereda”. “Las ciclovías más que ayudar a integrar, segregan, porque la gente cree que debemos andar sólo por ahí. Pero para trasladarse no son la mejor opción y la ciclovía de Pocuro es un ejemplo. Tiene muchas curvas y en cualquiera de ellas puedes chocar con quienes pasean por el parque”, señala categórica.
En relación a los aspectos positivos del uso de la bicicleta, Karina manifiesta que estos son varios. “La gente comienza a utilizarla por distintos motivos: porque es más barata o para mejorar el estado físico. Después ya se transforma en un estilo de vida y con mis amigos hasta carreteamos en bici, vamos a conciertos o lo que sea”.
Esta joven profesional está comprometida con “Arriba’e la chancha”, agrupación que desarrolla distintas actividades para concientizar a la ciudadanía. Una de las últimas generó gran expectación: “Mapocho pedaleable”, una cicletada por la ribera del río Mapocho que llamó la atención de transeúntes, autoridades y medios de comunicación.
“Fue un éxito, vino mucha gente y también muchos medios, tanto así que el Departamento de Políticas Públicas de la Universidad Católica tomó la iniciativa y la está desarrollando”, explica Karina, quien además cuenta que ya están programadas otras actividades, como la feria Estilo y Pedal: “una feria con diseños especiales para ciclistas. Hay mucha gente que está trabajando en cosas de ese tipo y la idea es que las muestren como en una pasarela, como si fuera ropa”.
Se entusiasma cuando habla de la organización, que ya busca maneras de financiarse y de atraer más adeptos al mundo del pedal, gente que quiere una vida mejor, con más actividad física y al aire libre: “Son personas que quieren mejorar su calidad de vida y no les importa el estatus que se busca en el automóvil”, concluye Karina Pardo.